lunes, 18 de mayo de 2020

VIDA Y OBRA DEL INVESTIGADOR JOHN DEWEY


John Dewey (1859-1952) fue un filósofo, psicólogo y pedagogo norteamericano considerado como el filósofo estadounidense más relevante de la primera mitad del siglo XX, así como uno de los fundadores de la filosofía del pragmatismo. También fue, desde principios del siglo pasado, la figura más representativa de la pedagogía progresista en su país.

Dewey nació en la ciudad de Burlington, situada en Estados Unidos, el 20 de octubre de 1859. Murió en Nueva York el 1 de junio de 1952. Creció en el seno de una familia de colonizadores de origen humilde. En 1879 se graduó en Artes en la Universidad de Vermont. Después de graduarse se desempeñó como maestro de escuela en Pennsylvania.

En 1881, Dewey decidió continuar sus estudios universitarios. Por ello se trasladó a Baltimore, Michigan, donde se matriculó en la Universidad John Hopkins. Allí comenzó sus estudios en el departamento de filosofía.

Dewey se vio influenciado por el ambiente hegeliano del campus universitario. Tanto fue así, que la huella de Hegel en su vida se ve reflejada en tres de sus rasgos. El primero fue su gusto por la esquematización lógica.

El segundo fue su interés por las cuestiones sociales y psicológicas. Y el tercero fue la atribución de una raíz común a lo objetivo y a lo subjetivo, así como al hombre y a la naturaleza. Para el año 1884, Dewey obtuvo su doctorado gracias a una tesis sobre el filósofo Immanuel Kant.

Dewey fue catalogado como un hombre de acción, que abogada por la unificación de pensamiento y la acción, de la teoría y la práctica. También se dedicó a defender la igualdad de la mujer y a fomentar el sindicalismo docente. Además fomentó la ayuda a los intelectuales que habían sido exiliados de sus países como consecuencia de los regímenes totalitarios que los acechaban.

El filósofo fue uno de los personajes que más influyó en el desarrollo del progresismo pedagógico, siendo bastante original, perspicaz y muy influyente en Estados Unidos. Además, es uno de los educadores más geniales de la época contemporánea.

Tras obtener su doctorado, Dewey inició su carrera como profesor en la Universidad de Michigan, donde impartió clases entre los años 1884 y 1888, además también fue el director del departamento de filosofía.

OBRAS MÁS DESTACADAS

 

NATURALEZA HUMANA Y CONDUCTA

En Naturaleza humana y conducta. Introducción a la psicología social, el autor analiza la relación entre naturaleza humana y contexto social; y, a diferencia de aquellos que aseguraban un predominio de la naturaleza sobre otros ámbitos o de los que afirmaban la influencia del medio social en la moral, el filósofo norteamericano propone una teoría de “justo medio”, de equilibrio. Aunque admite la influencia de los hábitos y tendencias culturales sobre las diversas formas adoptadas por la naturaleza humana, da importancia a las fuerzas intrínsecas de una naturaleza humana común; fuerzas que pueden ser sofocadas a veces por el medio social, pero que intentan siempre liberarse y modificar las instituciones sociales

DEMOCRACIA Y ESCUELA

 Su edición es especialmente oportuna como un recurso para evitar que una filosofía y un concepto tan valiosos como "democracia" puedan llegar a convertirse en fórmula vacía, en simple eslogan propagandístico. John DEWEY pone de manifiesto las cuestiones políticas y morales implícitas en los discursos educativos. Defiende que el sistema educativo de una democracia se caracteriza porque sus centros de enseñanza mantienen un claro compromiso con la promoción de contenidos culturales y modalidades organizativas, que contribuí-yen a la formación de personas comprometidas con valores y modelos democráticos de sociedad

TEORÍA DE LA VALORACIÓN

¿Cómo valorar los actos? ¿Cómo valorar los propios sistemas de valoración? Pocas cuestiones más importantes e intrincadas ha podido plantear la filosofía. De su contestación depende la mayor o menor satisfacción que el hombre pueda encontrar en la vida, o sea, su felicidad. La densa e iluminadora Teoría de la valoración, de John Dewey, uno de los clásicos de la filosofía norteamericana, es el fruto final de años de indagación. En ella el autor aclara qué se ha de entender por «valoración», con qué otros términos y realidades se relaciona, y sobre qué fundamento se debe levantar todo sistema de valoración que aspire a ser válido. Para conseguir ese objetivo, Dewey piensa que se ha de atender a los factores naturales y culturales de la conducta, superar la creencia de que el «mundo de los hechos» y el «ámbito de los valores» están separados, y avanzar, en suma, hacia la conciliación de lo emocional y lo racional.

  

EXPERIENCIA Y EDUCACIÓN

Consistía en proponer como método para un buen aprendizaje, el hacer, dentro de lo que se conoce como Escuela Nueva. Opuesta a la pedagogía tradicional, la de la experiencia, supone un rol muy activo del educando que aprende a través de experiencias educativas., que son las que no condicionan ni perturban experiencias futuras, que no causan embotamiento o falta de reacción o sensibilidad, sino que enriquecen al educando, lo transforman y esto pervive en ulteriores experiencias, ya que las pasadas tienen una gran importancia en las actuales. Se deben aprovechar las oportunidades físicas, ya que las experiencias no suceden en el vacío, y el docente debe crear las condiciones para el aprovechamiento pleno de cada una de ellas.

RELIGIÓN

Dewey vincula la democracia con un modo de vida caracterizado por la aceptación de una conciencia falibilista, y una visión contingentista de la realidad y del ser humano. Así, entenderá la creencia religiosa como un ideal moral que da plenitud de sentido y significación a la acción transformadora del ser humano. De este modo, Dewey defenderá la continuidad entre religión y democracia desde el trasfondo de una concepción filosófica postmoderna. Sobre estas bases la fe religiosa puede ser una propuesta para todos los seres humanos.

Entiende lo religioso como un concepto libre de toda identificación con la religión institucional. El sentido de lo religioso en su filosofía no recurre ni depende de un tipo de interacción con un “ser” particular, ni funda sobre dicha creencia un cierto tipo especial de experiencia. Para Dewey, lo religioso constituye una intensidad cualitativa plena que se manifiesta en las acciones de la vida ordinaria. Sin embargo, para llegar a esta noción, Dewey ha tenido que partir de la inversión y reconstrucción de los conceptos tradicionales de lo religioso, lo espiritual, lo místico, lo estético y la experiencia.

 

 

 


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