VIDA
Y OBRA DEL INVESTIGADOR JOHN DEWEY
John Dewey (1859-1952) fue un filósofo, psicólogo y
pedagogo norteamericano considerado como el filósofo estadounidense más
relevante de la primera mitad del siglo XX, así como uno de los fundadores de
la filosofía del pragmatismo. También fue, desde principios del siglo pasado,
la figura más representativa de la pedagogía progresista en su país.
Dewey nació en la ciudad de Burlington, situada en Estados Unidos, el 20 de octubre de 1859. Murió en Nueva York el 1 de junio de 1952. Creció en el seno de una familia de colonizadores de origen humilde. En 1879 se graduó en Artes en la Universidad de Vermont. Después de graduarse se desempeñó como maestro de escuela en Pennsylvania.
En 1881, Dewey decidió continuar sus estudios universitarios. Por ello se trasladó a Baltimore, Michigan, donde se matriculó en la Universidad John Hopkins. Allí comenzó sus estudios en el departamento de filosofía.
Dewey se vio influenciado por el ambiente hegeliano del campus universitario. Tanto fue así, que la huella de Hegel en su vida se ve reflejada en tres de sus rasgos. El primero fue su gusto por la esquematización lógica.
El segundo fue su interés por las cuestiones sociales y psicológicas. Y el tercero fue la atribución de una raíz común a lo objetivo y a lo subjetivo, así como al hombre y a la naturaleza. Para el año 1884, Dewey obtuvo su doctorado gracias a una tesis sobre el filósofo Immanuel Kant.
Dewey fue catalogado como un hombre de acción, que abogada por la unificación de pensamiento y la acción, de la teoría y la práctica. También se dedicó a defender la igualdad de la mujer y a fomentar el sindicalismo docente. Además fomentó la ayuda a los intelectuales que habían sido exiliados de sus países como consecuencia de los regímenes totalitarios que los acechaban.
El filósofo fue uno de los personajes que más influyó en el desarrollo del progresismo pedagógico, siendo bastante original, perspicaz y muy influyente en Estados Unidos. Además, es uno de los educadores más geniales de la época contemporánea.
Tras obtener su doctorado, Dewey inició su carrera como profesor en la Universidad de Michigan, donde impartió clases entre los años 1884 y 1888, además también fue el director del departamento de filosofía.
OBRAS
MÁS DESTACADAS
NATURALEZA
HUMANA Y CONDUCTA
En Naturaleza humana y
conducta. Introducción a la psicología social, el autor analiza la relación
entre naturaleza humana y contexto social; y, a diferencia de aquellos que
aseguraban un predominio de la naturaleza sobre otros ámbitos o de los que
afirmaban la influencia del medio social en la moral, el filósofo
norteamericano propone una teoría de “justo medio”, de equilibrio. Aunque
admite la influencia de los hábitos y tendencias culturales sobre las diversas
formas adoptadas por la naturaleza humana, da importancia a las fuerzas
intrínsecas de una naturaleza humana común; fuerzas que pueden ser sofocadas a
veces por el medio social, pero que intentan siempre liberarse y modificar las
instituciones sociales
DEMOCRACIA
Y ESCUELA
Su edición es especialmente oportuna como un recurso para
evitar que una filosofía y un concepto tan valiosos como "democracia"
puedan llegar a convertirse en fórmula vacía, en simple eslogan
propagandístico. John DEWEY pone de manifiesto las cuestiones políticas y
morales implícitas en los discursos educativos. Defiende que el sistema
educativo de una democracia se caracteriza porque sus centros de enseñanza
mantienen un claro compromiso con la promoción de contenidos culturales y
modalidades organizativas, que contribuí-yen a la formación de personas
comprometidas con valores y modelos democráticos de sociedad
TEORÍA DE LA VALORACIÓN
¿Cómo valorar los actos? ¿Cómo valorar los propios sistemas
de valoración? Pocas cuestiones más importantes e intrincadas ha podido
plantear la filosofía. De su contestación depende la mayor o menor satisfacción
que el hombre pueda encontrar en la vida, o sea, su felicidad. La densa e
iluminadora Teoría de la valoración, de John Dewey, uno de los clásicos de la
filosofía norteamericana, es el fruto final de años de indagación. En ella el
autor aclara qué se ha de entender por «valoración», con qué otros términos y
realidades se relaciona, y sobre qué fundamento se debe levantar todo sistema
de valoración que aspire a ser válido. Para conseguir ese objetivo, Dewey
piensa que se ha de atender a los factores naturales y culturales de la
conducta, superar la creencia de que el «mundo de los hechos» y el «ámbito de
los valores» están separados, y avanzar, en suma, hacia la conciliación de lo
emocional y lo racional.
EXPERIENCIA Y EDUCACIÓN
Consistía en proponer como método para un buen
aprendizaje, el hacer, dentro de lo que se conoce como Escuela Nueva. Opuesta a
la pedagogía tradicional, la de la experiencia, supone un rol muy activo del
educando que aprende a través de experiencias educativas., que son las que no
condicionan ni perturban experiencias futuras, que no causan embotamiento o
falta de reacción o sensibilidad, sino que enriquecen al educando, lo
transforman y esto pervive en ulteriores experiencias, ya que las pasadas
tienen una gran importancia en las actuales. Se deben aprovechar las
oportunidades físicas, ya que las experiencias no suceden en el vacío, y el
docente debe crear las condiciones para el aprovechamiento pleno de cada una de
ellas.
RELIGIÓN
Dewey vincula la democracia con un modo de vida
caracterizado por la aceptación de una conciencia falibilista, y una visión
contingentista de la realidad y del ser humano. Así, entenderá la creencia
religiosa como un ideal moral que da plenitud de sentido y significación a la
acción transformadora del ser humano. De este modo, Dewey defenderá la
continuidad entre religión y democracia desde el trasfondo de una concepción
filosófica postmoderna. Sobre estas bases la fe religiosa puede ser una
propuesta para todos los seres humanos.
Entiende lo religioso
como un concepto libre de toda identificación con la religión institucional. El
sentido de lo religioso en su filosofía no recurre ni depende de un tipo de
interacción con un “ser” particular, ni funda sobre dicha creencia un cierto
tipo especial de experiencia. Para Dewey, lo religioso constituye una
intensidad cualitativa plena que se manifiesta en las acciones de la vida
ordinaria. Sin embargo, para llegar a esta noción, Dewey ha tenido que partir
de la inversión y reconstrucción de los conceptos tradicionales de lo
religioso, lo espiritual, lo místico, lo estético y la experiencia.